Lamentablemente, mudarte estando enfermo es algo bastante habitual y lo cierto es que tiene su lógica. Las semanas previas a una mudanza pueden hacer mella en nuestra salud y uno de los efectos del estrés es precisamente que las defensas de nuestro cuerpo se resientan. Es posible que, cuando se acerque la fecha del traslado, empieces a sentir algún dolor y sospeches que no todo anda bien. Puede tratarse de un poco de fiebre, un leve dolor de garganta, de cabeza o incluso de un malestar general. Que no cunda el pánico.
En primer lugar, ¿estás realmente enfermo o se trata de algo temporal o estacional, como podría ser una alergia?
En segundo lugar, ¿estás durmiendo todo lo necesario? Quizá, con los nervios propios de toda mudanza, te esté costando conciliar el sueño más de lo normal por las noches. Puede que simplemente estés cansado y lo que necesites sean ocho buenas horas de descanso ininterrumpido.
Si, a pesar de todo, tienes claro que vas a mudarte estando enfermo porque vas a caer con gripe o un fuerte constipado, empieza a tomar algunas precauciones para aliviar en lo posible los efectos de la enfermedad. Por ejemplo:
¡Desde Mudanzas OCM sólo nos queda desearte una pronta recuperación!