La semana pasada escribíamos sobre los riesgos inherentes a hacer la mudanza por tu cuenta y sobre cómo todos tendemos a asumir erróneamente que necesitaremos menos ayuda de la que realmente terminaremos necesitando. Creemos que los amigos voluntariosos nos sobran, que disfrutaremos de tiempo suficiente para acometer todos los trabajos y que no tendremos que invertir mucho dinero. Por supuesto, ni nos planteamos la contratación de una empresa de mudanzas profesional.
Quedó demostrado en dicho post que estos errores podían llegar a salirnos bastante caros y hoy queremos centrarnos en precisamente cuánto cuesta hacer la mudanza por tu cuenta.
Para intentar calcular cuánto cuesta hacer la mudanza por tu cuenta hemos detallado las diferentes partidas de coste, para que sepas qué partidas presupuestarias deben preocuparte más y que estés preparado para asumirlas.
Hacer la mudanza por tu cuenta es tentador, particularmente si lo haces dentro de un mismo barrio o municipio; lo primero que tendrás apuntado en la lista de asuntos pendientes será alquilar una furgoneta. Lo que suele ocurrir en estos casos es que localizas por internet un vehículo muy barato pero cuando acudes a la oficina de alquiler, los precios son diferentes (y más caros). Esto es así porque, además del alquiler en sí, habrás de pagar un depósito para cubrir pequeños daños al vehículo, así como contratar el seguro pertinente, que además contará con una franquicia que deberás asumir en el caso de accidente. Es muy importante también que devuelvas la furgoneta con el depósito lleno, para evitar que te cobren una penalización por no hacerlo; te saldrá más caro que llenar el depósito tú mismo.
Si vas a hacer la mudanza por tu cuenta, vas a necesitar una carretilla, y no son particularmente baratas; ¿dónde la vas a conseguir? Es muy probable que tengas que comprarla o si no, ¿cómo piensas mover la nevera y la lavadora?
Dependerá mucho de cuántas posesiones tengas que mover pero si vas a hacer la mudanza por tu cuenta, necesitarás invertir dinero en cajas, papel burbuja y cinta de embalar. No es desdeñable el dinero que puedes terminar invirtiendo en esta partida del presupuesto.
¿Dónde y cómo vas a comer desde el momento en que hayas empaquetado todas las cosas de la cocina? ¿Dónde comerás el mismo día de la mudanza o los días posteriores, hasta que encuentres de nuevo tus platos, vasos y electrodomésticos? Es probable que termines comiendo mucho fuera, o pidiendo comida a domicilio, por lo menos durante unos días, y esto cuesta también dinero.
Y sin ser demasiado agoreros, hay posibilidad de que, a falta de ayuda, termines haciéndote daño en la espalda, o en alguna otra parte del cuerpo; ¡quizá termines pagando también por tu rehabilitación en el fisioterapeuta!