No es ningún secreto; la población de casi todo el mundo desarrollado envejece poco a poco y algo que debería preocupar a todos es el sustento futuro de los más mayores. No está nada claro si habrá recursos suficientes para pagar las pensiones de todos y en determinadas zonas de España, es preocupante el desequilibrio existente entre niños y ancianos, predominando los segundos sobre los primeros.
La pirámide de población no es realmente objeto de este blog pero sí lo es un efecto colateral del envejecimiento; se van a producir cada vez más mudanzas en la tercera edad, o por parte de personas que se encuentran cerca de ella, porque la edad avanzada es precisamente una de las primeras causas que hacen necesario un traslado. Más concretamente, algunas de las circunstancias que pueden hacen necesarias las mudanzas en la tercera edad son las siguientes:
- Cambios en el estado de salud
- Cambios en la movilidad
- Viudedad
- Cambios en el vecindario (ruidos, molestias, transporte público, etc.)
- Cambios de las circunstancias familiares
- Cambios en el nivel de ingresos
Estas circunstancias provocan que se quiera o necesite estar más cerca de la familia o que sea necesaria una vivienda más pequeña. Quizá no sea ya asumible o cómodo disponer de una vivienda en varias plantas y que por cuestiones de movilidad deban buscarse alternativas en una sola planta. Puede que la contaminación atmosférica de la ciudad haga imperativo un traslado a la costa. También cabe la posibilidad de que sea necesario estar más cerca de un hospital o clínica.
Por todas estas razones hemos creído conveniente escribir estas líneas, dirigidas no tanto a los protagonistas de las mudanzas en la tercera edad (las personas más mayores) sino más bien a los que tienen la intención de ayudar y colaborar; sus hijos y parientes cercanos.
Mudanzas en la tercera edad; aspectos a tener en cuenta
- Hay que ser conscientes de los cambios que experimentamos todos en la tercera edad, tanto físicos como emocionales. No todas las personas mayores podrán participar del mismo modo en una mudanza. Hay que valorar adecuadamente hasta dónde pueden ayudar los más mayores en las mudanzas en la tercera edad.
- Incluso una persona mayor con buen estado de salud se cansará más rápidamente que una persona joven. No pretendamos que participen en igualdad de condiciones a los que son algo más jóvenes.
- Los pequeños achaques y dolencias de cualquier persona mayor son manejables en el día a día pero en mudanzas en la tercera edad se les debe prestar especial atención y cuidado.
- La preparación y empaquetado de mudanzas en la tercera edad requerirá más tiempo de lo normal. Es recomendable distribuir los trabajos en varias jornadas o fines de semana en lugar de intentar hacerlo todo, por ejemplo, en un fin de semana solamente.
- Ya hemos insistido en posts anteriores en que hay que mantenerse bien hidratado durante una mudanza. Este consejo cobra especial importancia en el caso de las mudanzas en la tercera edad; los más mayores deben cuidarse más, si cabe.
- No hay que subestimar el impacto emocional que las mudanzas en la tercera edad pueden suponer para nuestros mayores. Tengamos en cuenta que durante el proceso se podrán descubrir objetos y recuerdos que se creían olvidados y esto puede resultar traumático; seamos respetuosos.
- Lo normal es que las mudanzas en la tercera edad se hagan a viviendas más pequeñas, lo cual implicará necesariamente que se deban quedar objetos y posesiones por el camino. Deberemos ayudar a nuestros mayores a seleccionar las cosas de las que no quieren desprenderse y a tomar decisiones sobre lo que debe destinarse al reciclaje o donación.
- Recordemos que siempre es más fácil desprenderse de un objeto personal si sabemos que lo va a disfrutar otra persona y que no va a terminar en el contenedor de la basura.
- Evitemos la tentación de almacenar los muebles y enseres sobrantes en un trastero o almacén. Esto nos costará dinero y con ello estaremos dilatando innecesariamente una decisión.
- No olviden cuidar de ustedes mismos. Si están ayudando a sus padres a mudarse de la casa familiar, es posible que se hayan criado ustedes en ella y que abandonarla también suponga un impacto emocional. El estrés emocional provoca mayor cansancio, motivo por el que nosotros también debemos cuidarnos.
Ahora bien, por encima de todo, cuidemos y respetemos a nuestros mayores. Recordemos que a todos, sin excepción, nos llega el momento de hacernos «antiguos». Tratemos a nuestros padres y familiares mayores como queremos ser tratados en el futuro.