¿Se les ha ocurrido que una mudanza es probablemente el mejor momento de sus vidas para, de una vez por todas, poner orden en casa y deshacerse de los trastos viejos? ¿Son conscientes de que bajo las camas, en los cajones y en los armarios, en los altillos y en los baúles, hay muchos objetos y trastos inservibles que quizá ni siquiera recordamos poseer pero que también habrá que inevitablemente empaquetar y trasladar? ¿De verdad que es inevitable? Nosotros creemos que no.
Es una pena que no aprovechemos la mudanza para localizar todos los trastos viejos que tenemos en casa y empezar a tomar decisiones sobre su nuevo destino; ¿tirar? ¿Reciclar? ¿Donar? ¿Reutilizar? ¿Reparar?
Trastos viejos y bártulos de todo tipo. Ropa vieja. Teléfonos móviles descartados. Cargadores (a granel). Juguetes en desuso. Muebles destartalados. Zapatos desgastados. Lámparas desfasadas. Electrodomésticos rotos o anticuados. Herramientas infra-utilizadas. Maletas maltratadas. Ordenadores y consolas obsoletas. Revistas antiguas. Bicicletas estropeadas. Cables y alargadores de todo tipo.
La mayoría de las personas tenemos una resistencia natural a deshacernos de nuestras posesiones por temor a que algo pueda hacernos falta en el futuro o por algún apego personal. Creemos realmente que los teléfonos móviles viejos se convertirán de la noche a la mañana en antigüedades y que podremos lucrarnos con su venta. Nos engañamos pensando que dentro de muchos años nuestros trastos viejos saldrán a subasta por cantidades indecentes de dinero.
Confundimos lo viejo con lo vintage y tendemos a establecer vínculos emocionales con los objetos materiales; lo podemos entender. Asociamos nuestros objetos a determinadas épocas o personas de nuestra vida presente y pasada. Creemos que deshaciéndonos de un objeto en particular se morirá algo dentro de nosotros y que no nos recuperaremos de la pérdida. También puede ocurrir que algo “nos costó mucho dinero en su día” y ahora nos duele tirarlo a la basura.
El apego que sentimos hacia los trastos viejos y objetos es normal y comprensible. No es nuestra intención que se deshagan de las cosas que para ustedes tienen gran valor sentimental pero sí queremos darle algunos consejos sobre cómo evitar que terminen mudando también su basura.
Es por ello que cuando tengan en la mano un objeto con el que dudan qué hacer, háganse las siguientes preguntas:
En lo último que queremos hacer hincapié es en que si han tomado la decisión de hacer un poco de espacio en su vida y deshacerse de los trastos viejos, tengan en cuenta que no se puede tirar todo al contender de la basura. Recuerden hacer buen uso de los puntos verdes y sean cívicos y responsables con el reciclaje.
Existen contendedores específicos para la ropa usada aunque también pueden optar por venderla a tiendas de segunda mano o llevarla directamente a la organización o iglesia que mejor les parezca. Para los muebles viejos, existen empresas que se los recogen directamente en casa, sin coste. Los artículos electrónicos pueden venderse en el mercado de segunda mano. Hay muchas opciones diferentes a la de simplemente arrojar todo a la basura.
En definitiva, sean responsables y practiquen las tres erres (3R) de la ecología:
¿Y ustedes? ¿Hay algún objeto del que no consiguen desprenderse y que les persigue mudanza tras mudanza? ¡Confiesen! Nos interesa saberlo…